Se convierte en lo que nunca quisiste que fuera, en lo que querias destruir, para acabar destruyéndose, destruyéndote. Se desmoronó a cada paso que dio, y cada vez está más lejos de lo que se piensas que es la felicidad.
Se echan de menos, a ellos mismos, y ni se dan cuenta. Borrachos dicen calamidades, barbaridades, mentiras tan verdades. Hechos trizas, cenizas, lloran mientras se autoconvencen de que todo lo malo está bien. Intentando encajar en todo menos en un puzzle.
No quieren hacerse la pregunta. Porque temen una respuesta que ya saben.
Las verdaderas cicatrices son las que no dicen.
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