Payasos duermen en el autobús,
mientras él observa.
Deberían estar contentos,
pero están tristes,
todos están tristes,
él está triste.
Tiene tanto
y solo quiere quitarlo de su cabeza.
Ignora sus propios latidos.
La sal se mueve de la mesa,
entre ruido y obras maestras.
Enfados y pistolas. Negaciones internas.
Y él sigue con la mirada fija,
en la metáfora del globo 'felicidad' en la mano del payaso de capas de tristeza.
Abren las puertas. Y nunca se llega a ver. Y él escribe entre café, palabras tachadas que nunca llegaré a leer.
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viernes, 25 de septiembre de 2015
21.
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